La eficiencia y la equidad en México: Programa de Empleo Temporal.
- María Fernanda Martínez Molina
- Aug 24, 2016
- 3 min read
El gobierno, genéricamente hablando, es el encargado de establecer y regular el marco social en el que los ciudadanos nos desenvolvemos todos los días. Desde que salimos de casa por la mañana, e incluso dentro de nuestros domicilios, de una u otra manera y en mayor o menor medida nos vemos siempre afectados por las decisiones y acciones del gobierno (Arellano Gault & Blanco, 2013).
México es una economía mixta, en la cual el Estado interviene cuando el mercado tiene fallos puesto que por si solo es ineficiente en el abastecimiento de las necesidades de la sociedad. Por esto, es necesario, preguntarnos la eficiencia y la equidad en los programas sociales que buscan el bienestar social en país.
La política social del Gobierno de México tiene como propósito reducir la pobreza, marginación y vulnerabilidad de las personas, generando condiciones para su desarrollo y bienestar. Al respecto, lleva a cabo la ejecución de programas sociales para modificar su condición de desigualdad social (SEDESOL 2016).
En el cumplimiento de este propósito, la Secretaría de Desarrollo Social implementa programas para reducir la pobreza alimentaria de la población, apoyar a menores en condiciones de pobreza y combatir la marginación en comunidades, en términos de las reglas de operación respectivas.
Uno de los principales programas: es el Programa de Empleo Temporal (PET). De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), al tercer trimestre de 2015, la población nacional económicamente activa sumaba alrededor de 53.1 millones de personas; de éstas, 2.4 millones se consideran desocupadas. La pérdida del empleo y la consecuente disminución de los ingresos, aun de manera temporal tienen graves consecuencias sobre la pobreza de los hogares, fundamentalmente porque la falta de empleo conduce a una importante disminución del capital económico familiar, mayor presión sobre los recursos naturales, así como al abandono de la educación y el fomento al endeudamiento.
Este programa sirve para otorgar apoyos a las personas de 16 años en adelante que tengan una disminución en sus ingresos o patrimonio por situaciones económicas adversas o desastres, a cambio de su participación en proyectos de beneficio social, familiar o comunitario. Con apoyos económicos por concepto de pago de jornales que equivalen al 99% del salario mínimo vigente que corresponde a la zona económica en la que se desarrolla el proyecto, por su participación en proyectos.
En la práctica, cuando evaluamos distintas propuestas, generalmente no detallamos las consecuencias que tienen cada una para cada uno de los miembros de la sociedad, sino que las resumimos describiendo sus repercusiones en algún indicador de la desigualdad (0 en algunos grupos claramente identificados) y las ganancias 0 perdidas de eficiencia. Si se analizan distintas propuestas, se suelen plantear disyuntivas entre la eficiencia y la distribución; para conseguir una mayor igualdad, hay que renunciar a una cierta eficiencia. Existen diferentes teorías sobre la naturaleza de estas disyuntivas (cuanta eficiencia hay que sacrificar para conseguir un determinado aumento de la igualdad) y sobre su valoración ética (cuanta eficiencia debemos estar dispuestos a sacrificar, en el margen, para conseguir un determinado aumento de la igualdad) (Stiglitz 2010).
Este programa renuncia a un poco de eficiencia por equidad buscando una distribución equitativa en la obtención de empleo para personas con desempleadas en pobreza las cuales no se pude decir que generen eficiencia con el pago de un salario mínimo. Sin embargo, es un programa para disminuir los indicadores de desempleo y una acción a corto plazo para los ciudadanos que por alguna circunstancia queda sin un ingreso. En mi opinión considero que deberían ofrecer menos empleos, pero mejor remunerados para poder llegar a la eficiencia, productividad y competitividad laboral.
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