El sistema tributario mexicano: un análisis
- Diana Amparo Maldonado Enríquez
- Oct 26, 2016
- 4 min read
Es controversial el hecho de pensar que sea obligatorio compartir el producto/renta de nuestro trabajo con aquellos que no ayudaron en el mismo. Y puede parecer inclusive injusto el individuo pague este “tributo” en un porcentaje o cantidad por distintas razones, que muchas veces son ajenas a su parecer. La sociedad mexicana no es la excepción a este dilema.
La palabra impuesto denota un sentido de obligación, de imposición y de subordinación para quien recibe la acción. Para discutir y razonar saludablemente sobre el tema es necesario hacer un análisis sobre la necesidad de la existencia de los impuestos, y sobre la forma en que éstos se establecen.
En el presente ensayo se muestra una serie de consideraciones al reflexionar sobre el sistema tributario mexicano. El argumento principal pretende responder una pregunta: ¿el sistema mexicano permite que la recaudación de fondos sea eficiente y justa con los mexicanos?
Impuestos. Stiglitz (2000) considera a los impuestos como el pago o aportación que cada individuo da al Estado por diferentes conceptos. El autor clasifica a los impuestos en directos, los que permean directamente sobre las personas físicas o morales, e indirectos, aquellos que se derivan de la renta de bienes y servicios.
La razón de ser de los impuestos debe verse como un pago necesario al establecimiento de un marco jurídico y legal que garantice los derechos como ciudadanos de un país. Las actividades de producción y regulación que lleva a cabo el Estado necesitan ser apoyadas por un capital.
Si bien los impuestos representan la principal fuente de ingresos del Gobierno, es vital prestar atención al sistema en que éstos se recaudan. Este análisis implica una valoración del tipo de impuestos que se aplican, si son directos o indirectos, del porcentaje o cuota que representan de la renta del trabajo de los habitantes o de la compra/venta de un bien o servicio. Sin embargo, no debe dejarse fuera de la fotografía el proceso per se de recaudación, lo que se vincula directamente con la administración gubernamental y la logística que implementa para su cobro, sin descuidar la percepción que los contribuyentes tienen de este sistema.
En México observamos un sistema tributario dividido en tres órdenes de Gobierno: municipal, estatal y federal. En la esfera municipal el sistema tributario se compone en mayor proporción de impuestos indirectos, ya que los ingresos obtenidos de un impuesto derivado de la adquisición de un bien o la prestación de un servicio son destinados al mantenimiento de la “empresa” estatal que lo brinda. En lo referente a los impuestos de orden estatal, existe una composición que toma tanto los impuestos directos como los indirectos, de forma que la recaudación proviene de la renta del trabajo o capital de las personas, y de la adquisición de un bien o la prestación de un servicio. Finalmente, la esfera federal presenta una estructura heterogénea; al igual que en el orden estatal la recaudación afecta a la renta de las personas y a la adquisición de un bien o prestación de un servicio.
De acuerdo a Stiglitz (2000) existen cinco características deseables de un sistema tributario
Eficiencia económica
Sencillez administrativa
Flexibilidad
Responsabilidad política
Justicia
El sistema tributario mexicano responde favorablemente a estas características ya que no interfiere en la asignación eficiente de los recursos (eficiencia administrativa), puesto que los impuestos mostrados en cada esquema según el orden de gobierno afectan tanto directa como indirectamente a los mexicanos.
Recientemente con la Reforma Hacendaria, es posible incorporar a pequeños contribuyentes a un estado de legalidad pudiendo éstos reportar sus ingresos y realizar sus pagos sin necesidad de los servicios adicionales de un consultor contable, puesto que haciendo uso de las tecnologías de la información y la comunicación se ha creado un portal Web para este propósito, además de cursos gratuitos para conocer su operación.
La historia mexicana nos muestra la capacidad de adaptación del sistema tributario mexicano a los distintos escenarios económicos nacionales e internacionales, cambiando su estructura dependiendo las variables en las que éstos repercutían (oferta de trabajo, jubilación, educación, ahorro o inversión).
La responsabilidad política y la justicia pueden verse reflejadas en los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas que el Gobierno en sus tres niveles, pone a disposición de los ciudadanos. Recientemente la creación e implementación del Sistema Nacional de Anticorrupción persigue consolidar la confianza de los contribuyentes respecto a que los ingresos recaudados están siendo utilizados en beneficio de las necesidades más apremiantes de la población y que existe un trato justo a los diferentes individuos.
Se concluye que el sistema tributario mexicano es, de acuerdo a los criterios de Stiglitz (2000), un sistema tributario eficiente, sencillo, flexible, responsable y justo. Es pertinente como ciudadanos, y más aún como economistas, estudiar los efectos que el sistema tributario tiene en el bienestar de la sociedad recordando que debe ser un análisis fundamentado en las bases sólidas y mundialmente aceptadas de la ciencia económica, y en los hechos reflejados en la realidad.
Referencias
Stiglitz, J. E. (2010). La economía del sector público. (Pp. 472-510). Barcelona. Antoni Bosch Editorial.
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